“UNA TRAICIÓN A LA PATRIA”
Quienes firmamos esta carta
queremos denunciar lo que consideramos un atentado contra el patrimonio
inalienable, irrenunciable e imprescriptible de Ecuador. Estamos hablando del
patrimonio del pueblo ecuatoriano y de futuras generaciones a las que deberemos
dar cuenta de nuestra acción o la falta de ella.
En enero de 2012,
según el calendario gubernamental, los ecuatorianos y las ecuatorianas seremos
testigos de otra “traición a la patria”. Luego de varios años de intento, se
harán realidad los contratos para “recuperar la producción” de los principales
campos petroleros, a través de su entgrega a empresas transnacionales.
Los campos más ricos,
conocidos comúnmente como “las Joyas de la Corona” por ser los campos más
productivos: Sacha, Auca, Shushufindi, Cuyabeno, Cononaco y Libertador, están
ubicados en las provincias de Sucumbíos y Orellana y su explotación ha provisto
de los principales recursos económicos al país durante 40 años. Hoy
en día son explotados por Petroecuador.
La disputa en torno a ellos ha
marcado líneas divisorias entre quienes levantaban un discurso nacionalista y
quienes buscaban la privatización a cuenta de una supuesta eficiencia
operativa.
Mientras el régimen de Correa
denuncia como injerencia en los asuntos internos de Ecuador los reclamos de
organismos internacionales como Amnistía Internacional y se rehúsa a cumplir
con los requerimientos del Sistema Interamericano de Derechos Humanos por
considerar que atentan contra la “soberanía nacional”, está punto de entregar
el manejo del petróleo a transnacionales como Schlumberger, Baker y
Halliburton. Ante esto, la encendida retórica correista de defensa de la
soberanía, se devela como una retorcida estratagema propagandista para eludir
sus obligaciones en materia de derechos humanos mientras no tiene problema con
el festín de los recursos naturales del país.
La figura a través de la cual
se entregarían los campos es la de Servicios Específicos. El contrato modelo comprende cuatro
actividades: supervisión de la producción base, recuperación secundaria,
terciaria, e incluso exploración adicional en el precretácico. En esencia es un
contrato de exploración y explotación, que entrega a las transnacionales todos
los componentes de la operación de los campos, violando la Ley y la
Constitución.
Con la
pretendida figura de servicios específicos las empresas NO asumirían el riesgo
y el Estado Ecuatoriano cofinanciaría su operación a través de Petroecuador que
cubriría a la contratista tres tarifas distintas, entre ellas una novedosa
llamada: “Supervisión de la Línea Referencial de Producción y Asistencia”.
Gracias a ella la contratista empezaría a recibir recursos del Estado desde el
primer día del contrato, ¡por hacer lo mismo que ha hecho Petroecuador!
Y como para
no dejar dudas, la cláusula 8.3 del contrato revela que la verdadera operadora
del campo será la contratista pues a Petroecuador se le asignarían únicamente
responsabilidades de apoyo y de facilitación a la contratista. Pero eso sí,
aunque Petroecuador no operará los campos, si recaería sobre ella la
responsabilidad de los efectos de la operación del mismo y respondería por
estos ante el Estado y ante terceros. La nominal “titularidad de la operación”
de Petroecuador funcionaría sólo en caso de que haya que pagar platos rotos.
Las transnacionales operarían los campos y Petroecuador (y el Estado
ecuatoriano) les cubrirían las espaldas.
En las
condiciones expuestas, la figura de servicios específicos no es más que un
camuflaje para ocultar otra forma de privatización. Se hace realidad lo que
decía el presidente Correa el 19 mayo de 2008 cuando hablaba sobre estos
temas, señalando que se estaba “volviendo privatizador”.
Lo sucedido
con Sacha debería hacer reflexionar sobre el camino que se va a emprender. El
27 de septiembre de 2010 el Presidente Correa sostenía que “…han pasado casi
cuatro años y hasta ahora el único campo que está siendo optimizado es Sacha,
dicho sea de paso, fruto de un extenuante seguimiento personal.” Pero la
optimización de Sacha entregado sin licitación, por gestión “personal” del
Presidente Correa, en septiembre de 2009, a cambio de una inversión anual de U$
18 millones a cargo de (Río Napo) PDVSA de Venezuela, dista mucho de ser una
experiencia exitosa. El incumplimiento de las metas de producción y de las
inversiones por parte de PDVSA y la necesaria renegociación de lo pactado con
ella debería hacer al gobierno reflexionar sobre este modelo de entrega, pero
no ha sido así. Contra toda lógica se ha decidido extender el modelo a las
demás Joyas de la Corona.
Entregar
Auca, Shushufindi, Cononaco, Cuyabeno y Libertador, para que sigan el mismo
destino que Sacha, tiene la misma lógica que entregar a un paseante nuestras
vacas lecheras más productivas, aquellas que ya criamos, para que las ordeñe y se
lleve gran parte de la leche, a cambio de un poco de pasto fresco que le
ayudamos en parte a pagar y que nosotros mismos pudimos comprar.
La
alternativa de Petroecuador, desde una óptica no sólo nacionalista sino de
mayor racionalidad económica, es contratar directamente la modernización de la
infraestructura obsoleta, luego contratar directamente con empresas calificadas
las actividades de recuperación secundaria, y emprender en un plan piloto de
recuperación mejorada, sin perder en ningún momento el control y dirección de
estas operaciones.
Hacer lo contrario es
irresponsable, antitécnico e incluso inmoral. Ya lo dijo Rafael Correa, en
diálogo con el asambleísta de PAIS -entonces periodista- Paco Velasco, en Radio
“La Luna”, en el año 2006:
“Quieren hacerse los patriotas
de este país para mejorar la producción petrolera regalando los pozos a la
empresa privada y somos los nacionalistas retardatarios los que nos oponemos a
esto.... Vender a precio de gallina enferma los campos de Petroecuador a la
empresa privada… Es un atraco al país… Es un negocio redondo que le queremos
dar graciosamente a las compañías privadas eso tiene que ser para el país. Los
campos ya en operación los que ya están produciéndose, que sólo necesitan
mejorar la producción con tratamiento en los yacimientos, tienen que ser 100%
para los ecuatorianos…. Ya el campo está desarrollado, ya la reservas están
detectadas Necesito que alguien que me ayude a sacar el petróleo ¡y
por eso le tengo que dar el campo! ¡Por Dios esto es un absurdo! … Pero
claramente la intención fue, contra la ley, privatizar los campos de
Petroecuador y no se sancionó absolutamente a nadie, quiero decirle que eso era
motivo suficiente para mandar a Lucio Gutiérrez a la casa porque ¡eso era
traición a la Patria!”
Suma tu voz para reclamar por
el patrimonio inalienable del Ecuador
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